viernes, 30 de abril de 2010

REVISTA MERCURIO

Descrito Ediciones: La puerta de las Meninas (página 34)

ENCUENTRO CON JOAQUÍN COPEIRO

"EL CLUB DE LECTURA DE URDA, EN TOLEDO", ABC

QUÉ LEER: "LA PUERTA DE LAS MENINAS"

RESEÑA DE TRIBUNA COMPLUTENSE

LA PUERTA DE LAS MENINAS

"SE ABRE LA PUERTA DE LAS MENINAS", ABC

DESCRITO EDICIONES

"DESCRITO EDICIONES SE ESTRENA CON JOAQUÍN COPEIRO", ABC

NUEVAS EDITORIALES EN TOLEDO

"PRODUCIR CULTURA PARA ESQUIVAR LA CRISIS", Revista Aquí

viernes, 23 de abril de 2010

VEINTITRES DE ABRIL DE 2010: FAHRENHEIT 451


No estaban seguros de que lo que llevaban en sus mentes pudiese hacer que todos los futuros amaneceres brillasen con una luz más pura, no estaban seguros de nada, excepto de que los libros estaban bien archivados tras sus tranquilos ojos, de que los libros esperaban, con las páginas sin cortar, a los lectores que quizá se presentaran años después, unos, con dedos limpios, y otros, con dedos sucios.
Mientras andaban, Montag fue escrutando un rostro tras de otro.
-No juzgue un libro por su sobrecubierta- dijo alguien.
Y todos rieron silenciosamente, mientras se movían río abajo.

RAY BRADBURY

martes, 13 de abril de 2010

LOS JUGADORES DE CARTAS (1892)

Paul Cézanne

A lo mejor convendría recordar, en este punto, la definición que Maurice Denis da de un cuadro: Antes de ser un caballo de batalla, una mujer desnuda o cualquier otra anécdota -aquí una partida de cartas-, (un cuadro) es una superficie plana cubierta de colores con un cierto orden. Entonces, siguiendo mi discurso debería centrarme en el análisis formal de esta obra de Cézanne: en la composición; en la disposición casi simétrica de los cuerpos con la botella como eje, concretamente su línea blanca del reflejo de la luz; en el juego de verticales y horizontales del fondo, de la silla y de la mesa; en la combinación de los colores, pues el de la chaqueta de uno es el de los pantalones del otro y viceversa; en la aplicación de la pintura, en planos, como a paletadas, como si de un albañil se tratara frente a una pared...
Pero, cuando leí la novela, al llegar a ese momento de la historia y encontrarme con Los jugadores de cartas de Cézanne, creo que mi sorpresa fue como la de Jorge, al que también se le aparecen.
Una perplejidad similar la tienen los críticos y estudiosos de Cézanne. ¿Por qué este tema en el desarrollo de su obra? No aciertan a dar una explicación convincente de por qué, en torno a 1892, según A. Vollard, se dedica a él, pues hace hasta cinco versiones: una con cinco personajes, otra con cuatro y tres con dos, y sucesivamente va destilando su obra hasta llegar a esta última, la del Museo D´Orsay, más concentrada y cargada de intensidad.
Por encontrarle algún motivo, unos se han referido a un cuadro de la escuela de Le Nain, en el Museo Granet de su Aix-en-Provence; otros, como el filósofo Merleau-Ponty, ven en esta pintura una plasmación del conflicto con el padre. No nos vayamos tan lejos.
Desde luego, Cézanne se concentró, a lo largo de su vida, en pintar paisajes y bodegones, en los que dominan manzanas (con las que quería sorprender a París, ¡y vaya si lo consiguió!); y cuando se preocupa por la figura en acción pinta las series de bañistas, pero sin modelos naturales, pues no los conseguía (sólo logró que posara para él una vez una criada de la finca de su padre y ya era, en expresión del propio artista, de carnes viejas).
Este cuadro es la antítesis de las bañistas. Sus figuras son hombres, están estáticos y reconcentrados en la partida y los modelos son reales. Se conocen sus nombres, ¿pero que hacen en una tumba, en un panteón, como aparecen en La puerta de las Meninas? MARIANO MORALES

JARDÍN SECO (1969)

Fernando Zóbel (Ver imagen)

Zóbel nos muestra un paisaje otoñal de una manera muy libre, esencial (¿minimal?), expresionista y abstracta, con unos sencillos elementos: unas manchas y líneas sobre un lienzo blanco. Con sólo eso, expresa los sentimientos experimentados ante la naturaleza, sin someterse al corsé de la imitación de esa realidad: un paisaje otoñal.
Creo oportuno recordar una cita de Matisse, de un cuestionario que le hizo el que fue director del MOMA de Nueva York: Un Cezánne es un momento del artista, mientras que un Sisley es un momento de la naturaleza. (En La Grande Reveu, 25 de diciembre de 1908, Notas de un pintor).
Zóbel, perteneciente al grupo de Cuenca junto a Torner y Rueda, se preocupa sobre todo, como su compañeros, según Valeriano Bozal, por la perfección estética, el equilibrio y la limpieza, quizá sea así, entiendo yo, la única manera de alcanzar ese blanco resplandeciente del centro del Jardín seco. Jorge Pomares se siente fuertemente atraído por este espacio... MARIANO MORALES

EL ENTIERRO DEL CONDE DE ORGAZ (1586 - 88)

Doménikos Theotokópoulos, El Greco

El protagonista de la novela, toledano, no se siente atraído por El entierro... Yo intentaría convencerle, desde distintos puntos de vista, de algunas de las cualidades que atesora esta pintura, por ejemplo:
Iconográficamente es interesante, pues transmite con eficacia el mensaje contrarreformista. Frente a la doctrina protestante que defendía que sólo la fe basta para salvarse, la Iglesia Católica predicaba la necesidad de las buenas obras y ante nuestros ojos vemos como el alma del señor de Orgaz es llevada directamente al cielo por haber actuado así.
Estilísticamente resuelve los dos mundos de manera diferente. Abajo, el terrenal, con gran detallismo y el gusto por las calidades y el pormenor, donde el dibujo domina al color, tal como pasaba en la Roma de donde había venido, pues sin aquel no hubiera podido ser tan minucioso. Arriba, en el ámbito celestial, se manifiesta veneciano, donde estuvo antes que en Roma, pintando esta parte alla prima, aplicando el color directamente. La fortuna crítica del cretense se corresponderá con estos dos mundos: hasta finales del siglo XIX gustará la parte inferior y la otra se considerará fruto del desvarío, de la extravagancia y del desarreglo que estaba amenazando la cabeza del autor. Mientras que el estilo con que resuelve la parte superior, y que será el que desarrolle posteriormente, es el que le ha convertido en un referente de la pintura moderna. Por tanto, esta obra tiene la virtud, si no se viera de él ninguna otra, de reunir las dos maneras o estilos del cretense.
Técnicamente las figuras tienen una base de blanco y, sobre ella, El Greco aplica el color con sucesivas veladuras. No hay foco de luz exterior que las ilumine, sino que la luz está en ellas. Además, participan de la luz de Dios. Y aquí está el quid por el que Jorge, en La puerta de las Meninas, tiene algunas reservas ideológicas. Puede que busque otro más allá diferente a este que termina en Cristo... MARIANO MORALES