martes, 1 de junio de 2010

LAS PERSONAS DEL VERBO

Jaime Gil de Biedma, Galaxia Gutenberg. Círculo de lectores

A los treinta años, Jaime Gil de Biedma decía a su amor, en su conocido «Vals del aniversario», del libro Compañeros de viaje: «Nada hay tan dulce como una habitación / para dos, cuando ya no nos queremos demasiado [...] / Te llamo / para decir que no te digo nada / que tú ya no conozcas, o si acaso / para besarte vagamente / los mismos labios». Este poeta singular, testigo del tiempo que le tocó vivir («De todas las historias de la Historia / sin duda la más triste es la de España / porque termina mal.») es, de entre los de su generación, el que más ha influido sin duda en los poetas posteriores. La emoción lírica de Gil de Biedma arranca de su propia experiencia y de la conciencia del momento histórico en que vivió. Por eso, junto a la bella expresión de la intimidad, en su obra aparece la ironía, y a veces el humor, con que contempla el mundo que le rodea, y sirvan de ejemplos las citas anteriores.
Con Las personas del verbo, tenemos la ocasión de conocer en profundidad el alma de un poeta, porque en el libro se recoge la poesía completa del autor, junto a un prólogo que la alumbra. Y probablemente esta, la lectura de toda la creación poética de alguien, sea, entre otras, una de las formas más interesantes de comprender la verdadera historia de un país, de saber cómo se pensaba y se sentía realmente en una época determinada y por qué. Pero además, en el caso que nos ocupa, estamos, como hemos dicho antes, ante el poeta de mayor repercusión de las últimas generaciones, capaz, con su estilo sencillo y depurado, de estremecernos de belleza («...esos cuerpos [...] / capaces de hacer llorar de amor / a una nube sin agua...») o de hacernos meditar con sus reflexiones («Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde...»). JOAQUÍN COPEIRO

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