lunes, 10 de mayo de 2010

INOCENCIO X (1650)

Diego Velázquez

Voy a recordar algunos detalles que contextualizan este retrato:
1. Velázquez, con cincuenta años, en plena madurez artística y con un puesto importante en la corte (ayuda de cámara), va por segunda vez a Italia, en esta ocasión por expreso encargo del rey, para adquirir obras de arte.
2. Despúes de un largo periplo por Italia llega a Roma donde permanece todo el año de 1650.
3. Su condición de pintor del rey de España le abre las puertas del Vaticano, donde se le ofrece la ocasión de retratar al papa Inocencio X.
4. Velázquez, que llevaba varios meses sin tomar los pinceles, quiso, para atreverse con el pontífice, tal como relata Palomino: prevenirse antes en el ejercico de pintar una cabeza del natural.
5. Hace mano pintando a su criado-esclavo, Juan de Pareja, que le acompañaba en el viaje.
Ahora ya nos dedicamos al cuadro con la ayuda de dos maestros, Julián Gállego y Pérez Sánchez: Cuando pinta al papa, Velázquez está en su última manera, la denominada pintura-pintura, logrando un feliz equilibrio entre lo psicológico y lo puramente pictórico (J.G.).
Si nos detenemos en el aspecto pictórico, este retrato forma parte de una larga serie de efigies papales entre las que destacan el Jlio II de Rafael o el Paulo III de Tiziano, pero al mismo tiempo, la renueva, la revoluciona. El color -la inaudita sinfónía de rojos, sólo contrapunteada por el blanco del roquete y de la carta donde va la firma de Velázquez-; la precisión del modelado, pintado -no dibujado- con luz, no lo encontraremos en esos retratos (J. G.).
Ahora bien, si nos fijamos en el aspecto psicológico estamos ante una personalidad cruel y recelosa (P. S.), de mirada desconfiada, que nos sigue sin descanso (J. G.) hasta hacernos dudar de nuestra conducta: ¿Habremos hecho algo malo? Uno no esperaría el perdón de un ser tan implacable.
Pues parece que este pontífice debía ser así y él mismo lo reconoció, hasta el extremo de que, según la leyenda, al contemplarlo exclamó: Troppo vero. MARIANO MORALES

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